La verdadera revolución de nosotros los obreros, no consiste en la violencia, ya que no siempre se gana la batalla. El militarismo, el clero de cualquier religión y el capitalismo, van unidos, forman una trinidad diabólica, juntos tratan siempre y por todos los medios de dominar y explotar a los obreros. El voto al socialismo o comunismo no sirve, pues si gana, le sigue enseguida el golpe militar, o sea, la dictadura capitalista, pero existe la fórmula pacífica de Cristo, si amigos, Jesús de Nazareth no era rico, era obrero carpintero, y practicó lo que predicó, dijo:“Aprended de mí”. Mateo 11, 29. Era obrero, pero no era tonto, su vida era normal, sin vicios, no sirvió en ningún cuerpo militar, no explotó a nadie, no acaparó dinero, aprendamos pues la lección, supongamos pues que todos los obreros del mundo nos ponemos de acuerdo, no fumar, no beber alcohol, nada de drogas, apartarnos de las religiones, etc., o sea, de todo aquello que solo beneficia a los ricos, y sobre todo los casados procurar no tener muchos hijos, o no tener ninguno. De esta forma el número de obreros irá disminuyendo, ya se sabe lo de la oferta y la demanda. El oro es muy estimado porque hay poco. Si hay muchos obreros hay miseria, paro, salarios de hambre, etc., pero si hay pocos obreros en el mundo, entonces la cosa cambia, falta mano de obra, los salarios suben, los obreros envejecen y mueren. Pensemos por un momento en un mundo sin obreros, ¿Quién sembraría, quién amasaría el pan, etc., que se comen los ricos?, ¿Quién les construiría las casas, coches, yates, palacios, cuarteles, iglesias, la bomba atómica, etc. de donde sacarían soldados para las guerras, etc.?
Meditemos todo esto, ¿dónde está el cristianismo que tanto predican?, ya se sabe que el claro llamado cristiano, o de otras religiones, prefiere siempre estar unido a los dos grupos ya citados, y todos juntos vivir bien y sin trabajar a costa de los obreros del mundo, ¿Qué, empezamos ya desde ahora la gran revolución?, ánimos y adelante, obreros.